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Con el objetivo de que el gaztetxe Lakaxita sea un espacio seguro, se ha iniciado un proceso de incorporación del "antifascismo" al protocolo actual. Ara!Gorputz ha sumergido la asamblea en modelos utópicos de seguridad.
El pasado año se inició un proceso en el gaztetxe Lakaxita con el objetivo de trabajar las garantías de que el espacio sea seguro para todos, todas y todes. Realizaron cuatro sesiones con el acompañamiento de componentes de la Fundación Joxemi Zumalabe. Al final del proceso, desde Lakaxita redactaron un protocolo de actuación ante agresiones. Sin embargo, garantizar un espacio seguro ha sido "un trabajo continuo" desde entonces y la asamblea ha seguido trabajando durante todo el año en el protocolo. Así lo ha recordado Ione Fernández Zabaleta, de Ara!Gorputz y que vivió de cerca el proceso.
Ahora, desde la asamblea han iniciado un nuevo proceso. La cooperativa corporal Ara!Gorputz está conduciendo los programas, acompañando la plaza de reflexión colectiva Bor Bor. Fernández ha señalado que el proceso está siendo "bonito" porque "nosotros, nosotras y nosotres llevamos el liderazgo por una vez". Quieren trabajar para poner a refinar un protocolo que ya está activado, pero como "el día a día continúa", y los márgenes de reflexión en "nuestras vidas precarizadas" son "reducidos", opina Fernández. "En un principio vimos que a cuenta de las violaciones y las agresiones sexistas existía eternamente un reto, como ocurre en la sociedad: el machismo", puntualiza el miembro de Ara! Por eso desde el principio vieron la necesidad de crear otros "espacios formales" y seguir reflexionando sobre estos temas. Ara!Gorputz propuso a la asamblea ofrecer este espacio y la semana pasada iniciaron un nuevo proceso de tres sesiones: "Queremos estar seguros, seguras y segures en Lakaxita para poder luchar desde allí de una manera estimulante".
El protocolo ahora activado está basado en el feminismo, y Lakaxita ha identificado la necesidad de incorporar el antifascismo. Y es que, tal y como ha añadido Fernández en la mesa, el ímpetu fascista que se está dando a nivel mundial también ha llegado a Irun, donde Lakaxita ha sufrido ataques fascistas y nazis. Desde diciembre han sido once los embates sufridos por Lakaxita, uno de los cuales ha sido la retirada de carteles del protocolo local o el dibujo de símbolos nazis, entre otros. Una realidad a la que la asamblea cree que no se puede "dar la espalda" a la hora de redactar el protocolo para garantizar un espacio seguro, idea que ha mantenido Ara!Gorputz a la hora de diseñar las tres sesiones por parte de los cuerpos. "Necesitamos espacios seguros de cara a posibles agresiones internas, pero también externas", opina la componente de Ara!Gorputz
Proceso
Básicamente, el proceso para combatir el machismo y romper con las dinámicas machistas es el que emprendieron el año pasado, y para ello han seguido estudiando qué dinámicas internas tienen y cómo se organizan. En este proceso también se trataron los machismos internos, pero adaptando la perspectiva. En esta ocasión se refieren también a proteger de posibles ataques por parte de un fascista. Para eso no hay "vacunas", es decir, nadie tiene una "vacuna antifascista", por lo que, partiendo de la base de que cualquiera puede cometer una agresión, creen que cualquiera puede resurgir dentro de la "lógica fascista" en el gaztetxe. Por ello, Fernández ha insistido en la necesidad de tomar espacios para reflexionar sobre la construcción de un gaztetxe seguro también cuando finalizó el proceso del año pasado y cuando finaliza este segundo. "Hay que estar en formación continua. No sólo aprendemos en la escuela, sino que necesitamos embarcarnos en un proceso de aprendizaje a lo largo de toda nuestra vida", ha añadido. Pretenden oponerse a dinámicas de subyugación o dominación en la calle y en el interior de la casa y "de forma consciente".
En la primera sesión trataron sobre los elementos básicos para garantizar la seguridad, para lo que tuvieron cerca las aportaciones del ecofeminismo y de los países de origen. "¿Con qué seguridad estamos hablando si no podemos respirar? ¿Si no podemos beber ni comer agua?", se pregunta Fernández. Dentro de la lógica que plantean estas preguntas, definieron lo que es el gaztetxe y acordaron una "definición propia" de seguridad. Les preguntaron "¿qué es para nosotros, nosotras y nosotres la seguridad?" y concluyeron que hoy en día las empresas de seguridad tienen una gran similitud con la policía. "Pero siendo nosotros, nosotras y nosotres les que hacemos de la utopía una realidad, la seguridad no puede ser eso", aclara el cooperativista del cuerpo Ara!Gorputz. Les hizo falta conceptualizar la seguridad y después repasar las herramientas con las que cuenta Lakaxita. Quieren construir estos instrumentos desde el feminismo, la autogestión y la ocupación, y se volcaron en ello; se pusieron a soñar con qué garantías de seguridad les gustaría tener. En resumen, la primera sesión fue "muy ideológica".
También fue necesario repasar la trayectoria de Lakaxita, y varias personas que militaron en el gaztetxe se acercaron a la primera cita. Hablaron de la trayectoria de la asamblea juvenil previa a la ocupación de Lakaxita. También hablaron de la llegada del software libre, y el siguiente tema fue el nacimiento de la cooperativa del Bidasoa.
En la segunda sesión se estará compartiendo herramientas para una organización "eficaz" y "cuidadora". Fernández ha precisado que este paso es "imprescindible" porque sin organización no hay seguridad ni autodefensa feminista ni antifascista. Por lo tanto, la organización es clave para conseguirlo, pero consideran que las posibilidades de organizarse de forma autónoma en el estilo de vida capitalista son escasas. "Dentro de los sistemas de subyugación permanente siempre tenemos por encima de nosotros, nosotras y nosotres a quien obedecer: a los padres y madres, a los y las profesoras, a los y las jefas, a la seguridad en el metro... Siempre hay alguien que nos dice qué hacer", explica la cooperativista. Ante esta realidad, ha considerado necesarios "espacios cooperativistas" como Lakaxita, donde los, las y les participantes pueden decidir. De esta forma, pueden "entrenar" su poder. Fernández, que este año cumple 20 años, se ha mostrado convencido de que si lleva dos décadas en funcionamiento es porque tiene una "organización eficaz", por lo que ha definido la escuela como "autónoma". "Estamos contribuyendo a ello".
A la última y tercera sesión desde la asamblea llegarán con las bases de la seguridad y la organización trabajadas y guiarán la sesión final en función de lo trabajado. Además, reconsiderarán las decisiones tomadas con Joxemi Zumalabe, y analizarán cómo ven estas decisiones a día de hoy. Esta elaboración servirá para "crear estrategias para afinar" el protocolo ya existente de cara al futuro. "Vamos a ir afinando uno u otro en función de las dinámicas que surjan en el grupo", ha dicho Fernández.
Definiendo el antifascismo
Ara!Gorputz se han tomado un hueco para definir qué es el antifascismo, pero no se han encontrado con la definición exacta. Eso sí, creen que con el fascismo y el antifascismo "hay un estereotipo masculinizado" con el que deben romper "las mujeres" y "las feministas". En las últimas reflexiones y movilizaciones del movimiento feminista se ha visto claro que las tareas de cuidado se cargan en las mujeres, y Fernández ha recordado que el hecho de que uno esté con su abuela puede ser un "acto antifascista" porque el fascismo no quiere que esto ocurra.
Ara!Gorputz cree que conocer al enemigo y conocer la alternativa que ellos proponen "está muy bien" para que los cuerpos puedan entender lo que hay dentro y fuera de esa lógica. Fernández tiene claro que "la parte principal de nuestra vida está fuera de ella" y que el fascismo "está en contra de la mayoría de las cosas que hacemos nosotros, nosotras y nosotres". "Insisto en que ser antifascista no es ponerse la capucha y pegarle palizas. Ser antifascista puede ser priorizar quedarte con tus amigos, amigas, amigues en lugar de con la pareja", señala.
El fascismo no consigue penetrar en comunidades en las que no están tejidas ideas fascistas o ideas racistas, así lo ha explicado el miembro del cuerpo Ara!Gorputz "Si conocemos a nuestros y nuestras vecinas, taberneras o comerciantes que vienen de Pakistán, si arraigamos una relación con ellos y ellas y sabemos que ellos y ellas no nos hacen ningún daño, cuando llegan las ideas fascistas, sencillamente no tienen cabida". En cambio, quien esté "aislado, aislada" en casa y "harto, harta" de la vida será "más vulnerable" a los mensajes del poder fascista. Ante la necesidad de creer que la mayoría de la gente que hace vida en el barrio es antifascista, Fernández ha dado fuerza al mensaje y cree que hay que bloquear "todo resquicio" del fascismo. "No hay alguien que sea un buen antifascista. Tú también sabes ser y tú, contesta. Seguro que esa respuesta estará bien", concluye.
Publicado originalmente en euskera en bidasoa.hitza.eus.