Ayer entre 15 mil y 20 mil personas según la organización se reunieron en Gernika en el llamamiento realizado por la plataforma Ongi etorriak. El viernes tuvo lugar el recibimiento de la columna que procedía de Baiona y se despidió a las dos columnas, la de iparralde y la de gipuzkoa camino de Gernika.

Sobre las cinco de la tarde una pequeña pero animada columna era visible en la parte del puente de Santiago en la parte de Hendaia. A este lado del puente un nutrido grupo de personas junto con una txalaparta les esperaba para darles la bienvenida. Después de escuchar los sonidos de la txalaparta y mezclarse las dos columnas se dirigieron a la pequeña plaza en el parque cercano. Por su gran carácter simbólico el espacio escogido fue el puente Avenida pero permanece cerrado por obras. Es por este puente por el que hace ochenta años miles de  personas huyeron refugiadas de la guerra del mismo modo que son muchas que todavía hoy lo cruzan de un lado o del otro huyendo de guerras nuevas y eternas.

Ya en el parque se bailó un aurresku, se escucharon los bertsos y los sones de una pequeña txaranga. Para finalizar se dio lectura a un comunicado para después coger las mochilas y coger el topo camino de Donostia y de ahí a Gernika para estar ayer en el gran acto de solidaridad y denuncia.

Una pequeña y colorida gota amarilla partió a Gernika para reunirse allí con otras miles de pequeñas y coloridas gotas amarillas denunciando la injusticia de la guerra, de la impunidad de los que se lucrar con ellas, la inhumanidad de los gobernantes que crean y cierran fronteras a las personas que sufren las guerras e impiden el asilo y el refugio, pero ante todo ello está la solidaridad de miles de personas. Supongo que no es casualidad que el color elegido sea el amarillo, el color que hasta hoy ha coloreado la lucha antimilitarista. Ni guerras, ni muros.

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