"Quiero hacer ver que las migrantes tienen nombres y apellidos"

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Gari Garaialde. Fotoperiodista y miembro de Irungo Harrera Sarea.

Una selección de fotografías de mujeres migrantes que han pasado por Irun se exponen en el Espacio Cultural CBA, en la web del Espacio Cultural CBA, en la localidad de Irun "... y en el camino, en Irun. Una mirada a las mujeres migrantes". Se ha referido a esta época y a la actuación en red.

Eres fotoperiodista, también formas parte de Irungo Harrera. ¿Qué fue antes, acercarse a la red o la cámara?

Cámara. Me acerqué como fotógrafo, por curiosidad, cuando empezaron a aparecer aquí [en la plaza de San Juan]. Al día siguiente de nuestra vuelta de vacaciones se organizó un desayuno para las personas migrantes, porque la semana anterior apareció un gran grupo de migrantes.

Si me acerqué a Irungo Harrera Sarea fue porque en estos casos hacemos de paracaidistas —en eso voy a hacer autocrítica—: llegar, hacer unas fotos y largarnos. Sobre todo, en un tema tan complicado como este, ellos y ellas no te dejan hacerte fotos fácilmente; no quería aparecer a un lado de la plaza, poner el teleobjetivo y marcharme.

Es invasivo.

Muy. Tengo claro que mi trabajo es muy invasivo y violento. Con todo eso tengo claro que tengo que coger algunas cosas con pinzas. Empecé a acercarme para pasar el rato con ellos y ellas, pero como fotógrafo. Aún hoy, mi mayor trabajo con la red lo hago como fotógrafo, aunque también pongo mi grano de arena.

¿Dejando la cámara en casa?

A veces sí, porque me doy cuenta de que cuando estoy ayudando, estoy concentrado, y aunque tenga la cámara al hombro, echo pocas fotos.

¿Por qué decidiste unirte? ¿Al tiempo que te acercas o porque tienes sensibilidad por el tema?

Con el acercamiento, diría yo. El tema de la migración siempre he tenido curiosidad y en casa hemos discutido mucho al respecto. Empezando por la definición: quién es migrante o quién no; si migrar es solo venir a lo que se llama el Primer Mundo desde los países empobrecidos; si es interestatal o intermunicipal. Me interesa este tipo de migración, de los que hacen de países más pobres a los nuestros, y me hace pensar por qué les ponemos tantos obstáculos.

"Situamos a las mujeres migrantes sólo como víctimas"

Empiezas a sacar fotos y poco a poco vas echando una mano, dejando de lado un momento de cámara. Ahora, sobre todo, hago mi aportación en Gautxori. Ahí empecé con las fotos, sólo en ese momento. Luego empezaron a organizar los días, y como en algún momento faltaba, empecé a decir "no voy a ir como fotógrafo, voy a poner mi coche", etc.

Cuando las personas migrantes te ven con la cámara, en esas circunstancias, ¿se asustan? ¿Cuál es su reacción?

Es cierto que tienen una postura contraria con ponerse delante del foco. Siempre tienen preocupación por si alguien va a utilizar esas imágenes para denunciarlas, por si las van a utilizar la policía o los gobiernos.

Por eso no llevo el ojo a la cámara hasta que no estoy un rato con ellos y ellas, hasta que me presento. Además, aquí siempre les pregunto si puedo sacar fotos. Hay fotos de espaldas o de lejos, pero es para dar otro ambiente.

Con este tema tengo claro que necesito permiso para sacar su cara. He recibido alguna negativa y he respetado su decisión. Otros te lo permiten y si en un momento les parece que estás sacando demasiadas fotos, te piden que pares.

Tienes que ayudarles y ayudarlas a superar esa reacción adversa. Tengo claro que yo no vengo aquí a hacerles una putada. En otros trabajos no voy a pedir permiso, pero cuando se trata de gente vulnerable, y creo que la cámara puede perjudicarle, eso lo tengo que respetar y tengo que andar con cautela.

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¿Te ha dado miedo la policía?

Cuando he pasado la frontera con ellos y ellas, mi papel me ha preocupado mucho, sí. Voy como periodista y fotógrafo, pero no tengo una gran agencia detrás de mí; soy un freelance. Sé que en un posible juicio no me podrían condenar, pero yo estoy conduciendo, estoy pasando la frontera con ellos y ellas.

Sabemos que la Policía francesa se acerca a esta plaza; la española no les hace mucho caso. Clarito, luego salgo en la prensa diciendo que soy periodista, pero también de la Red de Acogida, y te pueden achacar eso. A veces tengo ese miedo y me he dado la vuelta. El camino de la montaña, por ejemplo, nunca lo he recorrido hasta el final. Eso es lo que me da un poco de pena. Es una preocupación que no te permite sacar una imagen en condiciones.

Una vez que pasan la frontera, ¿tienen alguna relación con ellos y ellas?

La red tiene una relación: estrecha con unos y unas, no tanto con otros y otras. Hace poco alguien me envió un mensaje diciéndome que estaba en París, y muy bien. Hace poco los Ulu Media estuvieron allí, trabajando un podcast, y les dieron propinas. En Facebook también mantienes un poco de relación, pero poco a poco se va disolviendo.

Da gusto saber de ellos, que tal o cual persona ha encontrado la familia, eso da gusto, porque al fin y al cabo son personas.

Humanizar a aquellos que forman parte del paisaje de Irun es el objetivo de su exposición.

Se trata de hacer ver que estas personas, las migrantes, tienen nombres y apellidos, aunque algunos y algunas no te los dicen. Choca con lo que hemos dicho antes: cómo hacer fotos, si sacar su cara o no. Ellos y ellas no quieren que les saques su cara muchas veces, y las sacas como grupo, de lejos, eso puede orientar hacerlas verlas como un conjunto de personas.

Tienes que mantenerte en ese equilibrio: cómo puedes conseguir humanizarlos y humanizarlas, pero al mismo tiempo manteniendo ese respeto, evitando ese intrusismo o esa violencia. Me gusta mucho andar en ese equilibrio; no tanto a la hora de fotografiar como la de elegir.

Por ejemplo, en la época en que la mascarilla era obligatoria, pedí permiso a la joven Ouaraba para hacer un retrato. Estaba con máscara, y élla me pidió que la sacara sin máscara. "Quiero mostrar a la gente mi sonrisa, quiero demostrar quién soy", me dijo. Eso sí, pasé con ella toda la mañana y tenía una confianza trabajada.

Caminar así es lo que me permite reflexionar sobre mi trabajo y en concreto sobre este trabajo.

"Tienes que estar en equilibrio: cómo conseguir humanizarte, pero manteniendo al mismo tiempo el respeto"

El tema son las mujeres migrantes. ¿Por qué? ¿Cómo has realizado la selección de fotos 10+2 (dentro de la biblioteca y en la entrada a la plaza del ascensor)?

La propuesta de la exposición vino de la mano del director de la biblioteca CBA, Iñaki Zeberio. Me dijo que tenía que hacer una exposición con fotos de personas migrantes. No fue el único y siempre les respondía "lo haré, lo haré", pero sin dar nada concreto.

Iñaki [Zeberio] me animó, porque cada año la biblioteca trata un tema. El tema de este año son las Pasarelas, y con este tema como eje están organizando varias conferencias, exposiciones, etc. Además, él mismo propuso hacer un trabajo sobre las mujeres. Como noviembre es un mes contra la violencia machista, hemos aprovechado para hacerlo.

Me ha parecido oportuno elegir este mes. Con todo este trabajo he aprendido muchas cosas y una de ellas ha sido cómo representamos a las mujeres migrantes, qué sensación recibimos de ellas. Esto lo he aprendido, sobre todo, con Anaitze Agirre.

Gracias al discurso feminista vas asumiendo que hay una sociedad machista y que hay violencia hacia las mujeres. En consecuencia, las mujeres tienen una vulnerabilidad extra respecto a los hombres; poco a poco vamos asimilando.

Pero luego te das cuenta de que situamos a las personas migrantes, y sobre todo a las mujeres migrantes, como víctimas. Y solo ahí. Hay un discurso que dice que su marido ha viajado antes, y que cuando ese camino está despejado, le sigue su mujer. O que puede ser otro que en su país natal le pagan todo el viaje, y que ella va de pasante en pasante,

no hace nada. La vulnerabilidad está ahí: que hay trata de mujeres, prostitución, violaciones. Todo eso es real, no vamos a negar eso, pero se limita a eso.

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Es decir, que surge un prejuicio.

Sí. Es cierto que existe ese riesgo, pero no siempre es cierto que todas las que viajan salen de su país de origen porque su marido está en Europa, o porque se lo han pagado todo, entre otras cosas. Sabiendo esto, ves a esas migrantes de otra manera.

Se les otorga el reconocimiento del sujeto migrante. Estas personas también son migrantes, tanto como el resto. Hay todas las casuísticas: mujeres que vienen solas, en grupo, por detrás del marido, sin él, junto al marido. He intentado abarcar todos esos casos para la exposición.

"Siempre les pregunto si quieren que me saquen la foto"

También he de buscar en ese caso el mencionado equilibrio: cuánto contribuye lo que muestro a difundir ese discurso victimista o a cuánto lo enfrenta. No hay que generar prejuicios, pero teniendo claro que hay que contar estas situaciones vulnerables.

Las fotografías iniciales no están hechas con esa mirada, pero las últimas sí, teniendo cuidado de no caer en esa victimización. No voy a ocultar lo que hay, pero he buscado ese equilibrio. Las menospreciamos porque van detrás de sus maridos, pero la realidad es que las encargadas de coger a la familia y unirse en Europa son ellas.

Por aquí, sin embargo, pasan menos mujeres que hombres, y tenía una elección mucho más reducida.

Hace cuatro años que se creó la Irubngo Harrera Sarea. ¿Ha cambiado mucho el pueblo?

Mucha gente ha sido consciente de que hay un gran problema, y no sólo en Irun. Cuando ves las imágenes de las pateras te dan pena, sí, pero se paran allí. El hecho de que ocurriera en Irun ha ayudado a acercar el tema a mucha gente de Euskal Herria. En Euskal Herria no estamos en las fronteras de entrada y el tema de la migración no lo vivimos tan de cerca. Ahora unos y unas son más conscientes, a otros y otras les ha reforzado su oposición a la migración.

Las cosas han cambiado, y aún están por cambiar, pero sabemos que los y las comerciantes y hosteleras de la zona de la plaza han dado una ayuda tremenda.

El día 25 (19:00 horas, en la CBA) la profesora de la UPV/EHU Anaitze Agirre y la miembro de ZEHAR Errefuxiatuekin Beatriz de Lucas ofrecerán una charla.

A Anaitze Agirre la conozco desde hace tiempo, pertenece a Irubgo Harrera Sarea. En SOS Racismo lleva años trabajando, y su tesis se centra en las mujeres migrantes. Tiene un discurso muy fuerte sobre ellas.

En los primeros tiempos, cuando en la red decíamos "pobre mujer", ella ponía freno enseguida. Nunca negaremos que pueden ser víctimas en un nivel muy alto, pero nos hizo ver que queríamos centrar nuestra mirada y nuestra atención en otra cosa.

Publicado originalmente en euskera en bidasoa.hitza.eus

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