Este sábado se celebró el vigésimo Jaion! organizado por Lakaxita. Este año se tiró la casa por la ventana y se “contrató” a la “pandilla basurilla” para que pusiera un poco de oscuro colorido. Y si está la “pandilla basurilla” no pueden faltar los “centuriones de Arkaute”. Sin embargo, estas nuevas incorporaciones, esperemos que puntuales, no pudieron con la música y la alegría de este evento ya tradicional, como tradicional es la lluvia en el Jaion!
Sí, a nadie le sorprendió ya, un sábado más que se celebra el Jaion! por las calles de Irun y un sábado más que la lluvia está presente de principio a final. Así fue poner el camión en marcha y comenzar su recorrido saliendo de la Plaza de Mosku para que la lluvia comenzará y no dejará de caer en todo el recorrido. En el camión se escuchaba música, en él estaban subidos y subidas un puñado de jóvenes haciendo buena música “clásica” pero desconocemos el nombre del grupo musical. Lakaxita siempre ha sido más de tradición oral frente a la escrita y no nos ha llegado la información a la “extensísima” redacción de este modesto medio.
La novedad este año se produjo al llegar al “orinal de Santaniko” donde los “centuriones de Arkaute” impedían la entrada a la Plaza San Juan donde una afanada aprendiz de Alvise grababa a las escasas curiosas que dejamos la “formación” detrás del camión para ver quién eran esa pandilla que la “centuria de Arkaute” no quería que nos acercásemos cuando no teníamos ninguna intención de hacerlo. Al otro lado del “circo romano” un “gladiator hispanicus” vociferaba desencajado sin que se le escuchara nada. Puestísimo de testosterona se afanaba en amenazar a la lluvia y el viento, pues nadie le hacía ni el más mínimo “casito” que este “gladiator hispanicus” parecía demandar. Y es que parafraseando a la Gemio, “lo que necesita es amor”.
Nosotros, nosotras y nosotres a lo nuestro y después de esta pequeña escena al mejor estilo de “teatrillo fascistilla” la comitiva del Jaion! continúo su recorrido camino de Lakaxita, su destino final. Y como insistimos lo hizo bajo un diluvio que no siendo ni bíblico ni universal, no paró ni un segundo.
Así, el camión con una pequeña parada en la Plaza Ensanche dónde parecía que algo se iba a celebrar allí si el tiempo lo permitía y que no tenía nada que ver con nosotros, nosotras y nosotres no se volvió a detener hasta llegar a Lakaxita. Pero esa es otra historia a la que este plumilla no se quedó para informar y no estaba informado de lo que allí sucedería.
Esperamos que el vigésimo primer Jaion! vuelva a recorrer las calles y que Lakaxita siga en pié para verlo y nosotros, nosotras y nosotres también, bien sur!