“Alardeando” de igualdad

El miércoles 30 de marzo se celebró el Pleno ordinario del Ayuntamiento de Irún donde, en su punto séptimo, se debatió y aprobó el siguiente tema: "Aprobación de la adhesión a la Carta Europea para la Igualdad de mujeres y hombres en la vida local" (en adelante, la Carta Europea). La aprobación de la adhesión a tal Carta, a priori, debería ser motivo de satisfacción, ya que la misma "invita a las entidades locales a hacer uso de sus competencias a favor de una mayor igualdad entre todas las personas".

Se trata de un tema lo suficientemente importante para la vida de toda la ciudadanía en aspectos básicos de nuestro día a día. Algunos, como la violencia de género o la participación en la vida política quizá nos resulten más familiares; a otros no se les ha dado aún, por desgracia, toda la importancia que realmente tienen, como por ejemplo la tarea de cuidados. Éstos son sólo algunos de los aspectos que regula la Carta, pero por supuesto, hay muchos más. Por citar sólo algunos de ellos: erradicación de estereotipos, educación y formación continua, salud, inclusión social, vivienda o cultura.

En su primer punto, la Carta a la que ahora se va a adherir el consistorio irunés dice que "la igualdad de las mujeres y los hombres constituye un derecho fundamental", y que es obligación de los gobiernos locales y regionales "eliminar cualquier forma de discriminación, sea ésta directa o indirecta".

Todo lo que se plantea en esta Carta queda muy bonito escrito en un papel, pero no podemos olvidar un problema sangrante que existe en Irun, que estalló hace 20 años, muy directamente vinculado con los estereotipos, y que supone un obstáculo para la participación de las mujeres que así lo deseen en todos los aspectos de la vida de la ciudad. Se trata de la participación igualitaria de mujeres y hombres en el Alarde del 30 de junio. En su artículo 20, la Carta Europea dice, entre otras cosas, lo siguiente:

"Animar a mujeres y hombres, muchachos y muchachas, a participar en igualdad en deportes y en actividades culturales, incluidas aquéllas que tradicionalmente fueron consideradas principalmente como "femeninas" o masculinas" y "Animar a asociaciones artísticas, culturales y deportivas a promover sus actividades desde una visión sin estereotipos de género".

Además, tenemos otra gran duda, ¿cómo se van a concretar los pasos para que eso que está escrito sea real? Para llevar todos estos propósitos a buen puerto, sería necesaria la creación de un área de Igualdad propiamente dicha, pues continuar dejándolo en manos del servicio de intervención comunitaria (integrado en el área de Bienestar Social), supondría una sobrecarga innecesaria y que resultaría contraproducente, no solo para la plantilla de dicho servicio, sino también para la propia ciudadanía. Desde esta área se podría aplicar el principio de transversalidad a todas las medidas que el Ayuntamiento adopte, incluyendo la perspectiva de género.

Asimismo, es básica la elaboración y aprobación de una ordenanza de igualdad, ya que es un instrumento muy potente para "asegurar el ejercicio, en la práctica, del derecho a la igualdad de las mujeres y de los hombres" (artículo 4.2). En dicha ordenanza se podrían regular todos los aspectos mencionados en la Carta Europea. No está reñida la Ordenanza con el Plan de Igualdad. Al contrario, le dotaría de mayor estabilidad, ya que las medidas que se adoptaran no estarían a merced de posibles cambios de gobierno, y además obligaría a contemplar dotaciones presupuestarias para la puesta en marcha de dichas actuaciones. Dicho de manera sencilla: la ordenanza sería la base sobre la que se asentarían los sucesivos Planes de Igualdad.

Por todo ello, agradeceríamos al Ayuntamiento de Irun que explicara en qué medidas se va a concretar la adhesión a la Carta Europea, y le instamos a que considere la elaboración y aprobación de una ordenanza de igualdad, la creación de un área de igualdad, y la elaboración de un plan, aunque sea unas líneas generales, para la superación de la fractura social que supuso el planteamiento de la participación de las mujeres de Irun que así lo desean en igualdad de condiciones que sus conciudadanos varones en el Alarde. En el borrador del III Plan de Igualdad se incluía un programa para abordar esta problemática, pero incomprensiblemente, fue eliminado y aun así, el Plan fue aprobado por el Pleno. Es cierto que la violencia que se percibe en la calle ha bajado mucho en estos 20 años, pero también hay que admitir que aún falta mucho trabajo por hacer.

Berta María Susperregui Burguete

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