Mikel V.- En los últimos días se han sucedido diversas informaciones entorno al centro de inclusión Zubia: la denuncia de algunos y algunas vecinas de los altercados que se producen en el exterior del mismo así como el planteamiento del Ayuntamiento de trasladarlo a otra ubicación.
A raíz de todo ello, quería aportar ciertas informaciones y reflexiones para promover un debate más amplio en torno a este tipo de recursos y las situaciones de las personas usuarias de los mismos.
Primero, es innegable que las situaciones que padecen los y las vecinas deben obtener algún tipo de solución. Para nadie es agradable asistir a peleas o conflictos en el entorno de su casa y se debe de buscar la forma de atajarlos.
Por otro lado, creo que debemos mostrarnos muy cuidadosos y cuidadosas a la hora de denunciar estas situaciones: las personas que los protagonizan están en situaciones de exclusión muy graves, muchas veces acompañadas también por problemas psiquiátricos, y aunque resulte difícil, es algo a tener en cuenta a la hora de hacer las pertinentes denuncias.
Además, no es justo meter en el mismo saco a todas las personas. Recientemente, trabajadores y trabajadoras y usuarias de Zubia, vienen colaborando en diferentes actividades que organiza la Asociación de Vecinos y Vecinas de Larreaundi: fiestas, euskaraldia… Hemos podido ver a usuarios y usuarias de Zubia participando e incluso colaborando en estas actividades en un clima de convivencia y respeto mutuo: repartiendo chocolate, organizando el concurso de tortilla de patata o colaborando con la decoración del barrio en fiestas.
Creo que es importante, tener esto en cuenta, ya que también es una realidad del centro Zubia.
Para finalizar, y apelando al carácter histórico que ha tenido el Hospital Viejo (en diferentes épocas históricas ha atendido a diferentes colectivos en situación de exclusión o precariedad), quiero hacer un llamamiento a que pensemos que tipo de sociedad queremos: una que excluya todavía más a aquellas personas que padecen situaciones de exclusión u otra que apoya y pone recursos para que no quede nadie atrás.
Por todo ello, creo que la verdadera solución no es un traslado del servicio, sino la necesidad de más recursos como Zubia o complementarios al mismo, para atender e integrar de manera adecuada a aquellas personas que lo necesitan.
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