Que no te confundan, irundarra, se trata de la ultraderecha (III): Torre Pacheco o el modus operandi del odio político

Imagen del periódico La Opinión de Murcia. Ivan Urquizar

BorBor hausnarketa kolektiborako plaza.- Aunque nuestra preocupación parta de Irun, debemos tener en cuenta que el ascenso de la ultraderecha es un fenómeno global. Por tanto, para reflexionar sobre la posible evolución de la extrema derecha en nuestra ciudad, es imprescindible mirar más allá del Bidasoa.

1. Una tesis sobre el auge general: la ultraderecha como aguijón del régimen de guerra en el contexto de la crisis

Varias voces creen que la reacción de la derecha está relacionada con la crisis del modelo de civilización organizado por el capitalismo occidental tras la Segunda Guerra Mundial*. Vivimos en una era de profunda crisis ecológica y económica, lo que aumenta las tensiones sociales y geopolíticas. Un sector de las élites occidentales (el trumpismo o halcones vinculados a la UE, como Von der Leyen) ha llegado a la siguiente reflexión: el capitalismo gobernado por la democracia liberal no puede ofrecer bienestar; por tanto, las élites tampoco pueden mantener el orden social estable necesario para preservar sus privilegios. ¿Qué hacer ante la incapacidad del régimen capitalista? ¿Cómo bloquear las explosiones sociales populares? En este sentido, Joseba Azkarraga (el sociólogo, no el político) se preguntó hace una década:

¿Qué haremos los hipermodernos cuando se nos haga evidente que el crédito de energía y recursos se ha agotado? ¿Actuar solidariamente limitando nuestro confort o perfeccionar el dominio sobre el mundo para apoderarnos de los recursos cada vez más escasos?

Diversas opiniones apuntan a que estas élites han optado por la segunda vía, ya que no pueden gobernar por consenso, pues la crisis y la inestabilidad social son demasiado grandes. Por eso, primero privatizaron la democracia, poniendo las instituciones al servicio del poder corporativo*, y ahora han optado por establecer un nuevo régimen de guerra*. Nos parece interesante la relación de esta tesis con el auge general de la ultraderecha.

De hecho, toda guerra tiene dos frentes principales: el interno y el externo.

El frente externo se desarrolla en el ámbito geopolítico: con Trump como nuevo emperador, los tableros de la OTAN están promoviendo diferentes guerras/gestiones subsidiarias, con el objetivo de reorganizar las áreas de influencia y controlar los recursos/mercados (véase Ucrania, el Sahel, Venezuela, Irán o el genocidio contra el pueblo palestino).

Sin embargo, una potencia no puede sostener un planteamiento de guerra si no prepara a su población para el esfuerzo bélico, es decir, si no disciplina a sus partidarios y criminaliza la disidencia. Y aquí, la extrema derecha tiene una función estratégica; según algunas opiniones, su principal función política es precisamente esa: impulsar la evolución autoritaria de la sociedad, tanto desde las instituciones como desde la calle. Así, la extrema derecha contribuiría a dos objetivos principales: 1) Preparar a la gente para luchar por la patria mediante su ideología (autoridad, extremismo nacionalista, defensa de los valores cristianos de Europa, orden, disciplina, nativismo...), y 2) Protege a los responsables de la crisis, las élites: la ultraderecha busca la guerra entre el penúltimo y el último, utilizando el racismo (también el antifeminismo, la opresión nacional y la xenofobia), lo que obstaculiza la unidad del pueblo y las salidas emancipadoras, barrio a barrio, día a día.

2. Torre Pacheco: una oportunidad para analizar el modus operandi de la ultraderecha

Como hemos mencionado, en este tercer artículo saldremos de Irun, para de vuelta, con lo aprendido, poder entender mejor nuestra ciudad. Pero, no te preocupes, aquí no haremos un viaje geopolítico, nos moveremos más cerca, hacia el sur de las tierras de la Monarquía Española, concretamente. Quizás ya has adivinado cuál será nuestra parada: Torre Pacheco, en Murcia.

En pleno arrebato racista, hemos escuchado mucho sobre Torre Pacheco; pero, ¿hemos hecho una lectura seria de lo ocurrido? De hecho, esa cacería racista fue tan repugnante como transparente: las tácticas de la extrema derecha quedaron al descubierto.

En las próximas líneas intentaremos hacer ese análisis. Te adelantamos que llegaremos a la siguiente conclusión: lo ocurrido en Torre Pacheco tenía antecedentes, no fue un problema de convivencia, menos aún una reacción espontánea del vecindario por preocupaciones de seguridad; muy al contrario, Torre Pacheco fue un movimiento político coordinado de la ultraderecha española, que desde instituciones, medios de comunicación y las calles, intentó establecer marcos que beneficien a la ultraderecha mediante la violencia racista.

Por eso, es interesante analizar cómo sucedieron los hechos, extraer las consecuencias del modus operandi, y con ello prestar atención a lo que está ocurriendo en nuestra ciudad. No tenemos intención de practicar la demagogia, mucho menos el alarmismo. Por supuesto, Irun no es Torre Pacheco, y Euskal Herria no es Murcia. No obstante, sabemos que en nuestro entorno también hay fascistas, que buscan confundir los límites, con ideas de odio claras, y conexiones con la ultraderecha al sur del Ebro. Por eso, conocer sus estrategias/tácticas es fundamental para, también desde Irun, enfrentar el odio y responder de manera efectiva.

Es tan importante cuidar y conocer a quien nos acompaña en esta lucha antifascista como anticipar los discursos y movimientos de los ultras. Conocer a nuestras amigas, sí, pero también a nuestros enemigos.

3. Crónica desde Torre Pacheco: un estallido bien preparado

No ha sido fácil, siguiendo los medios de comunicación del régimen, entender lo ocurrido en Torre Pacheco. Quienes han seguido los acontecimientos superficialmente, quizás habrán recibido este mensaje principal: “El 30% de la población de Torre Pacheco son inmigrantes, lo que genera problemas de convivencia, y la paliza sufrida por un anciano de 68 años, infligida por un grupo de jóvenes de origen magrebí, ha sido el detonante que ha colmado la paciencia; con indignación, el vecindario ha estallado y ha tomado las calles, en defensa de la seguridad”. Ese es el marco que la ultraderecha ha querido difundir, y muchos medios que consideramos “serios” lo han propagado de la misma manera.

Sin embargo, al hacer un repaso más riguroso de los hechos, veremos claramente que las cosas han sucedido de manera muy diferente. A continuación, revisaremos algunos acontecimientos que merecen ser destacados.*

Hubo antecedentes directos

La ultraderecha ha realizado varios intentos, preparando el terreno para desatar la violencia. En Alcalá de Henares, coordinándose con Vox y grupos ciudadanos violentos, la derecha tomó las calles el 4 de julio: aprovechó la indignación generada por una violación para exigir el cierre de un centro de acogida de menores, en su mayoría inmigrantes. El marco de pensamiento que quieren imponer nos es familiar: “los jóvenes inmigrantes son el problema de seguridad, e indirectamente, también los responsables del declive de España; no los queremos aquí”. Desde las redes sociales, varios actores vinculados a Vox (Revuelta, Núcleo Nacional) han impulsado la iniciativa, y además han contado con el apoyo, al menos discursivo, del alcalde de la ciudad: “Sí, el centro debe cerrarse”, ha dicho el jefe municipal.

En Cataluña, concretamente en Piera, un grupo de ultraderecha atacó un centro de menores; más tarde, le prendieron fuego a una mezquita que estaba a punto de inaugurarse. El portavoz de Vox en Piera ha aplaudido estas acciones y ha añadido: “Los españoles no pueden más. Ni tres, ni 30, ni 30.000: ¡billete de vuelta ya!”. Para entonces, Vox ya se había alineado con posiciones ultranacionalistas y se había posicionado a favor de deportaciones masivas o de la “re-emigración”: los responsables nacionales han anunciado su intención de deportar a 8.000.000 de migrantes (!), sin dar ningún motivo al respecto. Están intentando establecer un marco: la violencia se genera entorno a los migrantes (creada por los ultras), generan problemas de convivencia, son el problema, y es imprescindible movilizar a los verdaderos españoles para expulsarlos.

Un robo se ha convertido en una preocupación “nacional

El 9 de julio, un anciano de 68 años denunció haber sufrido un robo violento. Según él, el atacante hablaba “un idioma extranjero”, y afirmó que fue atacado por una sola persona. Las redes sociales ultras, y luego las principales cadenas de televisión, difundirán la mentira, señalando que el ataque fue perpetrado por un "peligroso grupo magrebí", calentando notablemente el ambiente.

La extrema derecha comienza a preparar el estallido

La ultraderecha ha visto la oportunidad y, teniendo todo preparado, se ha puesto en marcha. Llega la campaña para organizar una "caza racista", quieren un pogromo al estilo medieval, y han comenzado a preparar el estallido en Torre Pacheco.

Posteriormente, se ha sabido que hubo una clara secuencia de acciones; a saber: 1. Rubén Pulido (colaborador del medio ultra La Gaceta de la Iberosfera) ha difundido en redes sociales una foto en la que aparecen los rostros de los supuestos atacantes (son los rostros de 5 jóvenes magrebíes que no tienen nada que ver con el ataque), 2. González Gasca (de Vox) difunde un supuesto video del ataque sufrido por el anciano de Torre Pacheco, pero es falso, o mejor dicho, es el video de otro ataque: ocurrió en Almería, y no fue cometido por un grupo magrebí, sino por un grupo fascista, que atacó a una persona en situación de calle entre gritos de "G

"; Dani Estévez (de Desokupa)repetirá el engaño y lanzará la llamada al ataque: "podría ser tu abuelo... ¡vamos a por ellos ya!", escribirá en redes sociales, 3. Las personas vinculadas a la ultraderecha, los "influencers", han difundido los videos falsos por todas partes: Pablo González Gasca (Vox), Dani Estévez (Desokupa), Roberto Vaquero (del Frente Obrero, que escribirá "remigración ya" en su cuenta, aclarando una vez más sus posiciones neonazis), el programa Estado de Alarma de Negre, ... Han trabajado de manera coordinada, difundiendo mentiras y avivando el odio*, 4. Cadenas como La Sexta difundirán esos "bulos", sabiendo que son mentiras, o sin contrastarlos, 5. Diferentes grupos fascistas del Estado (entre ellos "deport them now" y "Democracia Nacional") han comenzado a movilizar sus bases, han organizado grupos para ir a Murcia, y el viernes, los squadristi han iniciado disturbios en el pueblo. Ha comenzado la situación que buscaba la extrema derecha, un "levantamiento español provocado por las tensiones de convivencia". Muchas de las personas habitantes de Torre Pacheco, especialmente aquellos con "apariencia magrebí", están aterrorizadas.

El apoyo coordinado de las instituciones

Varias partes han alimentado y protegido el odio racista: El presidente de Murcia, J.A. Antelo (PP), ha afirmado que sí, que en Torre Pacheco existe un problema de seguridad, y que algunos grupos de inmigrantes son los responsables. Ha abogado por las deportaciones (alineándose con posiciones extremas de la ultraderecha). El alcalde de Torre Pacheco aparecerá en los medios, respaldando el mismo discurso. Los periodistas le preguntarán sobre datos que vinculan crímenes con migrantes, a lo que responderá: “No, no tengo datos. (...) Yo sé la que veo todos los días y (...) sabemos la delincuencia que hay y los robos que hay”. El alcalde es un ultra vestido de traje, o un ingenuo, lamentable en cualquier caso. El círculo se ha cerrado, y las necesidades de deportación anunciadas previamente por Vox cobran sentido en el contexto de la violencia de “problemas de convivencia”. Así escribió Abascal sobre los hechos: “¡Urgen deportaciones masivas y dimisiones inmediatas!” Y añadió: “En los últimos 15 días hemos conocido violaciones salvajes, apuñalamientos, agresiones cobardes y la paz perturbada en las fiestas, las piscinas y las calles. Es urgente volver a defender nuestra frontera y expulsar a los que han venido a destruir nuestra seguridad, convivencia y economía”.

La miseria de los principales medios de comunicación

Los principales medios, como La Sexta, han seguido difundiendo el bulo de la ultraderecha; repitiendo que el ataque fue cometido por un grupo magrebí, aunque Domingo, el anciano que sufrió el ataque, ha dicho que fue una sola persona. Del mismo modo, los grandes medios, no solo las redes sociales, difundirán los principales bulos de la ultraderecha, envenenando la atmósfera con racismo y animando a “más patriotas españoles” a dirigirse hacia Murcia.

Mientras tanto, la policía, en lugar de proteger a quienes son objetivo de los ultras, está en Cartagena, persiguiendo a los huelguistas.

El llamamiento de la ultraderecha es público, se ha extendido por todos los rincones para desatar violencia en Torre Pacheco, y han dejado claro cuál es su objetivo: extender la violencia contra personas racializadas en la región de Murcia. Sin embargo, las fuerzas de seguridad de la Monarquía no han organizado ningún dispositivo de seguridad para hacer frente a la amenaza manifiesta; mientras tanto, en la misma Murcia, en Cartagena, el gobierno ha desplegado 200 policías para bloquear las protestas de los huelguistas de Navantia.

Gracias a esto, los fascistas han atacado a la gente en Torre Pacheco a su antojo, no solo a inmigrantes, sino también a personas de apariencia magrebí; incluso sus negocios. En varios videos se ha visto a fascistas y policía en relación amistosa. En uno de ellos, un policía les dice a los fascistas: “Ya sabéis cómo trabajo yo, no les paso ni una (refiriéndose a los magrebíes)”; en otro, un grupo de ultraderechistas ataca un restaurante Kebab, mientras fuera un coche municipal los observaba pasivamente.

Ciudadanos apolíticos y sinceros a favor de la seguridad gritan “moro de mierda” y “viva Franco

En Torre Pacheco, un grupo de ciudadanos ha organizado una concentración “a favor de la seguridad”, supuestamente transparente y de buenas intenciones. Poco después de comenzar la concentración, los manifestantes se han enfrentado a un joven de apariencia magrebí que estaba allí, entre gritos de “moro de mierda”. Algunas personas han empezado a romper botellas de cristal con la intención de atacar al joven; el joven no es inmigrante, su padre es vasco y su madre marroquí, y nació en tierras de la Monarquía; pero eso no importa, porque el problema no es ser inmigrante, o tener papeles, el problema es el racismo. En el alboroto, sin interrupciones, se ha escuchado “¡viva Franco!”; el problema también es el españolismo nostálgico.

El problema no son los papeles, es el racismo

La ultraderecha continuará con su pogromo racista durante unos días, tendrá en el punto de mira los barrios de migrantes, el miedo y la inseguridad se impondrán entre la ciudadanía, y cualquier persona de apariencia magrebí será objetivo de los racistas: “aquí tenemos muchas personas inmigrantes en la agricultura desde los años 90, son quienes levantan nuestra agroeconomía, y quienes los fascistas atacan no son inmigrantes, sino sus descendientes, es decir, españoles”, ha aclarado un militante de Podemos en Murcia. Una vez más, el problema no es la inmigración, ni siquiera la irregular, el verdadero mal de España son los racistas de ultraderecha.

Algunos han empezado a organizar patrullas ciudadanas, han hecho el ridículo

Mientras tanto, las redes fascistas del estado seguirán reforzando su llamamiento, e intentarán organizar nuevas movilizaciones, pero como el apoyo en Torre Pacheco es escaso, poco a poco perderán fuerza. Los ultras han convocado una movilización para el fin de semana; Dani Estévez ha dicho que estará allí, para organizar patrullas ciudadanas y enseñar a los vecinos cómo defenderse. Según Desokupa y los ultras de Torre Pacheco, la patrulla ciudadana es la forma de salvar la seguridad y la patria. El gobierno no dará permiso, y con un poco de policía, los ultras harán el ridículo ante las cámaras de televisión.

El fin del pogromo racista, los ultras han perdido fuerza en el enfrentamiento que querían inflar, el arrebato se ha agotado.

4. Algunas primeras conclusiones sobre las tácticas de los ultras

Para nosotros, la conclusión de este breve análisis es clara: la violencia en Torre Pacheco no tiene su origen en un problema previo de convivencia; al contrario, ha sido un movimiento político preparado de manera metódica y coordinada por la ultraderecha, que ha unido redes estatales, influencers, instituciones, partidos y medios de comunicación.

¿Para qué? Para dirigir la rabia social generada por la crisis que vivimos no contra los de arriba, sino contra los de abajo; para propagar el odio, romper la convivencia, empeorar la situación social y hacer que parezca necesaria una solución autoritaria, es decir, para normalizar la agenda de la ultraderecha.

Vox dijo que los migrantes no se integraban, que eran el problema, que había que deportarlos, y pocos días después estalló un enorme escándalo en Murcia, gobernada por la derecha... ¿Casualidad? No lo creemos. Con este tipo de acciones, los ultras buscan movilizar a los "guerreros españoles" para que se unan a la lucha por una patria nativista; para que se creen las condiciones favorables a su agenda autoritaria, tanto desde las instituciones como desde la calle.

En Torre Pacheco hemos visto, más claro que en ningún otro lugar, el uso manipulado del concepto de seguridad (se le ha dado importancia estatal a un hecho aislado, y luego no ha habido garantías de seguridad para quienes sufrieron los ataques de los fascistas), y cómo esa situación de alarma se dirige contra un colectivo específico, especialmente contra jóvenes magrebíes. Es repugnante y también preocupante; no es descartable que lo ocurrido en Torre Pacheco se repita en otros lugares y contra otros sectores.

De hecho, en esencia, la ultraderecha en España no es solo un movimiento racista contra magrebíes, va más allá, es un movimiento reaccionario nostálgico, y en su punto de mira están los movimientos independentistas, los feminismos, las lenguas minoritarias, el ecologismo... En la Monarquía española, la extrema derecha es un arrebato excluyente en favor de una supuesta España blanca, ordenada, unida y grande. Sin embargo, para desgracia de los puristas, en la península vive hoy gente muy diversa; y por tanto, esa distopía nativista solo sería viable con dosis enormes de violencia, no de otra manera. Una de las formas que puede tomar esa violencia la hemos visto en Murcia, combinando no solo lo institucional, sino también el enfrentamiento directo.

Por tanto, en el futuro, la ultraderecha tendrá la tentación de utilizar ese modus operandi contra otros sectores sociales, no solo contra los y las inmigrantes, un sector políticamente débil, si les sale bien. Por eso, el antirracismo es, aquí y ahora, una de las primeras líneas de lucha del antifascismo. En este país, lamentablemente, sabemos algo sobre las tácticas de los grupos paramilitares, así como sobre los intentos de envenenar a la sociedad con una división ingenua de demócratas/violentos.

De cualquier manera, qué, dónde y cuánto lograrán los extremistas de derecha es otra cuestión; aunque mucha gente ha sufrido, Torre Pacheco no ha sido un éxito político para ellos. Además, sus intenciones son cada vez más claras, y el antifascismo se está organizando cada vez más fuerte. Por otro lado, cuanto más conozcamos las estrategias de la ultraderecha, mejor posición tendremos como antifascistas para enfrentarlas. Identificaremos más rápidamente sus acciones, tanto las directas (violencia) como las indirectas (promoción del odio y el racismo, bulos, foros, grupos y canales de difusión, por ejemplo).

El viejo Sun Tzu tenía razón: si solo nos conocemos a nosotras mismas ante la batalla, incluso si ganamos el enfrentamiento, perderemos mucho en el camino. Precisamente, no podemos pensar en la lucha contra la ultraderecha en términos defensivos, sino que debemos enfrentarla sembrando fuerzas emancipadoras como la solidaridad, la igualdad, el amor, la organización o la lucha, que son los brotes de un mundo presente y futuro mejor. Para ello, debemos conocer profundamente las intenciones y métodos de esta gente.

Tras analizar los acontecimientos de Torre Pacheco, nos falta sacar conclusiones más profundas sobre las tácticas de la ultraderecha. También relacionarlas con la situación que vivimos en Irun.

Ese será, pues, el objetivo del próximo artículo.

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