Nuestra huerta en cooperativa: Barealaia

cartelCuando era niño, el repartidor de leche pasaba cada mañana por mi casa en su cuatro latas azul. Él mismo era quien había ordeñado a la vaca. Mi madre compraba leche directamente del productor, y era algo de lo mas normal. Recuerdo las marmitas plateadas donde iba y venía la leche cada mañana, golpeándose las unas con las otras en el maletero del cuatro latas. A mi hermano nunca le gusto la leche, a no ser que tuviese una tonelada y media de colacao. Tampoco podía probar las vainas. Esas vainas que nos preparaba mi madre, crujían y sabían a huerta. Pero mi madre no compraba a un casero ni nada de eso. Mi madre compraba en la tienda de abajo. Cuando llegó eso que se llamó globalización, sin darnos cuenta todos los vegetales empezaron a perder sabor. Igual fue la ciudad que se volvió laberinto y por sus pasillos se nos perdió en sentido del gusto. Así los vegetales y su sabor, se nos perdieron por la ciudad.

Dinero público y derechos. Las compañeras de la Residencia en huelga.

fotoAne Tolare.- Las compañeras de la Residencia Ama Xantalen van a estar todas la mañanas delante del Ayuntamiento de Irun. No van a pasear, van a hacerse oir.

Y parece que van a tener que gritar ante la ausencia del Gobierno municipal a escuchar e implicarse en la obtención de los derechos de las mismas; que repercuten directamente a nuestras/os mayores.

AGUIRRE: Icono del matriarcado irunes

fotoDormarx.- La pastelería Aguirre de Irun lleva medio siglo, es decir, casi toda la modernidad alimentando a generaciones enteras de irunesas, e iruneses (por supuesto, no vaya a ser que se nos olvide todo el alarde tradicional). Lo que a primera vista parece una corriente pastelería bombonería, es todo un enclave de la reproducción de la identidad de esta nuestra célebre ciudad.

“No en nuestro nombre”

Los concejales de Sí se Puede Irun, hemos firmado el manifiesto “No en nuestro nombre” ya que, creemos que la democracia, los Derechos Humanos y la aspiración a una paz con justicia no son un camino ni una moneda de cambio para nada, sino que constituyen en sí mismos el camino y el horizonte, además de la mejor respuesta contra quienes quieren acabar con ellos.