Convocadas por la iniciativa Bidasoaldeko Lagunak de Iratxe decenas de personas han salido ayer a la calle para pedir la absolución de la presa política irunesa Iratxe Sorzabal y que se la traiga a casa de una vez por todas, además de denunciar torturas.

Texto leído al final de la concentración

El próximo jueves se abrirá en la Audiencia Nacional de Madrid un nuevo juicio contra la presa política vasca de Irun Iratxe Sorzabal Díaz, que continuará con otro segundo que se celebrará en marzo.

De nuevo, Iratxe tendrá que enfrentarse a nuevas punzadas en una herida de la que nunca se ha recuperado del todo, a sentir de nuevo la cruda realidad de la tortura desde el fondo de sus entrañas corporales y a abrir heridas por enésima vez, todo cómo no, en la Audiencia Nacional de Madrid. Todo esto, como no podía ser de otra manera, será testigo de la impunidad de la tortura en el Estado español.

Iratxe fue detenida por la Guardia Civil el 30 de marzo de 2001 en Hernani y fue brutalmente torturada durante los cinco largos días que pasó a su disposición. El juez, sin embargo, desoyó las acusaciones de Iratxe y la envió a la prisión de Soto del Real.

Debemos recordar que en aquella época el caso de Iratxe levantó una gran polvareda, en la que el propio Gobierno Vasco solicitó aclaraciones al Gobierno español y el Departamento de Justicia del Gobierno Vasco abrió una investigación.

En cualquier caso, la denuncia interpuesta por Iratxe tuvo poco recorrido en los juzgados.

También en este juicio, la única prueba en su contra será la autoinculpación bajo tortura en comisaría.

También en esto hay que recordar que, estando Iratxe en una prisión francesa, a petición de la defensa y con la aprobación de la fiscalía, a Iratxe le aplicaron el protocolo de Estambul.

Las consecuencias de la cuestión médica francesa fueron claras: "El relato de Iratxe tiene plena credibilidad y sufre un estrés postraumático debido a las torturas".

Con estos antecedentes, será juzgada de nuevo la próxima semana en la Audiencia Nacional de Madrid (podría ser condenado a una nueva condena basándose en las autoinculpaciones obtenidas anteriormente y, como ha ocurrido con muchos y muchas militantes vascas, bajo torturas).

Todo ello, además, en el contexto en el que se ha hecho pública la Red de Torturados de Euskal Herria, y en el marco de la afirmación ya cada vez más aceptada entre la sociedad vasca de que el Estado español ha utilizado sistemáticamente la tortura como instrumento político durante décadas.

Todo esto sigue poniendo de manifiesto que el Estado español sigue utilizando una política de venganza sin ninguna disposición a resolver el conflicto político.

La venganza no trae paz. A la inversa, si queremos un nuevo escenario de paz y convivencia democrática para Euskal Herria, urge una solución a la cuestión de los presos políticos. Por eso no tiene ningún sentido continuar con la estrategia de mantener a los y las presas políticas vascas en las cárceles.

Es innegable que en los últimos años hemos avanzado enormemente en nuestro intento de dar solución a las consecuencias del conflicto, pero mientras haya presos y presas, se complica la resolución del problema político que está en la base del conflicto, frustrando toda solución política y democrática.

El Estado español lo sabe perfectamente y, además de a los y las presas, tiene cautiva a la sociedad vasca mientras no se vacíen las cárceles.

Es hora de vaciar las cárceles, hacer realidad una Euskal Herria sin presos y presas, huidas ni deportadas políticas y encontrar una salida política y democrática al conflicto.

Para terminar, queremos enviar un abrazo a Iratxe Sorzabal Díaz, a sus familiares y a todos los amigos y amigas y familiares que han sido torturados y torturadas en este pueblo.