¡Viva la muerte! De Millán-Astray a Urkullu

Meme Arantza TapiaTxapaeo koronabirikotik idazkiak, 4.znbk

Pikoketa aritxulegi.- Ayer mismo nuestro Lehendakari afirmaba que “no podemos hacer que la economía languidezca y podamos entrar en el coma económico” a lo que sumaba “la economía tiene que seguir, tiene que seguir habiendo productividad”. Días antes fuentes de La Vanguardia aseguraban que el PNV (en la reunión del comité de emergencia a nivel estatal, entre ejecutivo y comunidades autónomas) “introdujo una cuña en el discurso del cierre total de actividades, al pedir medidas para que la industria vasca pueda seguir funcionando en alguna medida”. Pese el virus que pese, las recomendaciones de la OMS y el evidente riesgo para la salud pública “¡basque economy must go on!

En la película “Mientras dure la guerra” (Amenabar, 2019), encontramos al estridente personaje de Millán-Astray. Ese producto cárnico de la españolidad pos-imperial traumada, que hizo del “Viva la muerte” uno de sus lemas principales. Por cierto, grito que encontraba el eco de “¡viva!” por los fervientes legionarios dispuestos a la misma. Millán-Astray, muñeco loco pero determinado, tenía voluntad de poder. Y sabía, que llegados a ese punto, ese poder dependía (junto con el apoyo internacional) de la muerte: Quienes más dispuestos estuviesen a morir en el campo de batalla vencerían. ¿No convencerían? Tendrían 40 años por delante para hacerlo, o tratar de eliminar al irreductible.

Urkullu también tiene voluntad de poder. Otro producto histórico, esta vez de la bicefalía jeltzale. Agarrado al mito del “oasis vasco” y ventrílocuo de aquellos que lo riegan de inversiones. Como dirigente Jeltzale, sabe perfectamente que su destino, su posibilidad de poder está unida al capital, al “autóctono” (cada vez menor) y al inversor extranjero. Confundiendo mito y realidad, hace tiempo que el PNV entrelazó su futuro al gran capital. Su “basquelandia” depende de inversores en turismo, inmobiliarios (algunos de ellos fondos claramente “buitre”), en telecomunicaciones (como Zegona que controla el 20% de Euskaltel), energía (Iberdrola en la que Florentino Fernández ejerce gran control a través de ACS o Petronor, parte ya de YPF Repsol), etc..

Pero es especial en el “Oasis Jeltzale”, por entrelazada y connivente, la relación entre política, gran banca e industria. Por dos motivos:

1.- Por rentas del trabajo que se genera en la industria que sirven para financiar su decadente sistema de bienestar y la red clientelar jeltzale

2.- Porque la gran banca sostiene “el bienestar virtual”, financiando deuda tanto familiar como industrial. Si, Las “ex-cajas” vascas están estrechamente vinculadas a la gran industria del país, pues con el dinero de todas tienen grandes participaciones. Por poner dos ejemplos (Wikipedia):

  • BBK: Participaciones en Iberdrola %7,50 , CAF %15,62, Euskaltel %33,13, Petronor %14,02, Europistas %20,35, Ingelectric %20, %14,47, Besaide %50, Serinor %42,29, Informática de Euskadi %49
  • Kutxbank en su conjunto segundo socio de la propia Euskaltel con el 20,88% de las acciones

3.- Porque la industria a su vez, sostiene a la Gran Banca connivente con el jeltzalismo. Si señoras, y es que en este mundo, todo está muy entrelazado. Por poner un ejemplo: En BBVA Tubos Reunidos accionista mayoritario con el 23% (Wikipedia). KutxaBank llega a decir en que “las participaciones industriales siguen salvando la cuenta” [5], dejando claro de donde bebe la gran banca vasca.

La tradición de financieros oligarcas de los jeltzales (que viene por lo menos desde la familia Ybarra y los Altos Hornos) ha tupido una estrecha red de relaciones que aúnan lo político y lo económico (en especial la simbiosis entre capital financiero e industrial).

Si la industria “languidece” o peor “entra en estado de coma”, la gran banca lo hará y con ella el Régimen déspota del PNV. Pues este se basa en el reparto de migajas (cada vez más escasas) del gran pastel que siguen controlando. Y ahora, como en cualquier situación, la cabeza visible de la alianza, el autómata Urkullu, debe rendir cuentas pues de ello depende también la continuidad del régimen.

Como Astray, Urkullu tiene voluntad de poder. Quiere mantener el oasis tal y como se lo legaron y está dispuesto a poner toda la carne (no la suya sino al de los currelas) en el asador.

Quién más resista al cierre, mejor parado saldrá en el campo industrial: Además de “evitar pérdidas”, podrá adelantarse a sus competidores de rama, y ponerse en la “pole position” para el momento en el que la maquinaria industrial trate de volver a recuperar el nivel de revoluciones alcanzado. Si no para, podrá haber sustituido como suministradores a competidores que si lo hayan hecho, y además, contarán con mayor monto de capital (por menos pérdida), para invertir, y... ¡quién sabe! Tal vez incluso absorber a la competencia (que imbéciles, han cerrado por la salud de las trabajadoras y ahora no pueden volver a levantar la persiana). No es maldad ni alevosía, es capitalismo decadente y su sostén partidista.

Urkullu, que si bien cínico, de tonto no tiene un pelo, sabe esto bastante mejor que el que escribe estas líneas. Y así, como Astray, está dispuesto a poner los contagios (y su corolario) que hagan falta sobre la mesa. Su voluntad de poder y su red de apoyo financiero-industrial así se lo determinan. Urkullu, ha hecho en la práctica suyo el lema de Astray, “¡Viva la Muerte!”, pues cuanto más entendamos que la industria “no puede parar”, y más dispuestas estemos a contagiarnos nosotros y nuestros familiares por ello, más posibilidades tendremos de vencer a nuestros enemigos/competidores. “Euzkadi want´s us for industry”.

Cuando todavía yacen bajo tierra Joaquín Beltrán y Alberto Sololuze, trabajadores sepultados en Zaldibar, Urkullu ha vuelto a dar muestras de ser un avanzado alumno de la “tanatopolítica”. Esa doctrina que indica, que la política es más una gestión razonable de la muerte bajo los parámetros de la productividad y la acumulación del capital, que una apuesta decidida por promover vida, en condiciones de dignidad.

El antagonismo se va aclarando: Urkullu Vs Vida

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