Uxue Kerexeta y Paul Estonba. Miembros del Bidasoako Kontseilu Sozialista y vecinos de Larreaundi.- Resulta preocupante la tendencia reaccionaria que ha aflorado en las últimas semanas en Irun. Después de extender discursos racistas en redes sociales bajo la escusa de la seguridad y en nombre de los vecinos, el pasado 26 de abril convocaron una concentración en San Juan.

Aunque lo hayan intentado presentar como una iniciativa «neutral», «ciudadana» y «apolítica», el acto surgió y fue alentada por individuos que trabajan en favor de la ultraderecha, pues ellos mismos en sus redes sociales no han escondido su vinculación a grupos fascistas como VOX o Desokupa. Asimismo, por mucho que nieguen el carácter racista de sus iniciativas, resulta evidente que trabajan en una permanente campaña de criminalización de las personas migrantes, usando a menudo insultos y calificativos deshumanizantes. Sin embargo, y muy a su pesar, la concentración del 26 de abril no tubo apoyo social y fracasó. Es más, se toparon con una contundente respuesta contra su discurso racista y reaccionario.

Estos últimos días, la novedad viene con la campaña que tiene en el punto de mira el Centro de Integración Zubia. Han tratado de presentar, de forma malintencionada, una imagen parcial y magnificada del centro de integración, y lo han hecho, además, en nombre de los vecinos del barrio de Larreaundi y de Mosku. Frente a ésto y, el mismo día en que se emitió un reportaje sensacionalista y falaz en un conocido canal de televisión español, el Ayuntamiento de Irun sacó una nota anunciando que tiene la intención de reubicar a Zubia y de poner más cámaras en el barrio. Una vez más, son los que padecen la miseria más cruda los que están en el punto de mira, y en vez de ampararlos y denunciar las presiones recibidas, el ayuntamiento ha optado por ceder ante los mensajes reaccionarios y a los medios de comunicación intoxicadores.

Cuando nos centramos la cuestión en la ubicación, no hacemos más que circunvalar y desplazar el verdadero problema, que no es otro que la dificultad de una parte de la sociedad de suplir las necesidades básicas, las causas por las que ésto ocurre y sus responsables. Aceptar este marco de discusión alimenta posicionamientos políticos autoritarios y da pie a la estigmatización tanto de los migrantes como de los sectores más empobrecidos de la sociedad. Dado que no esperamos otra cosa por parte del ayuntamiento, instamos a la ciudadanía a que no mire hacia el otro lado y que haga suya el enorme reto de desmentir los discursos reaccionarios, de hacer frente a las movilizaciones racistas y, sobre todo, de organizarse contra todo esto.