Que no te confundan, irundarra; se trata de la ultraderecha (I): sobre las patrullas ciudadanas

Cartel

Bor-Bor Hausnarketa kolektiborako plaza.- Queremos empezar con una confesión sincera: estamos profundamente preocupados y preocupadas por la creciente normalización de las tendencias racistas que hemos observado en Irun durante este último curso. Y, con toda honestidad: no nos gusta nada el Irun que esto proyecta; no queremos una ciudad llena de odio y violencia.

Históricamente, Irun ha sido una ciudad de acogida, abierta y construida entre todas las personas. Los barrios obreros, que son la columna vertebral de la ciudad, dan fe de ello, al igual que la red de acogida Harrera Sarea de Irun, creada en 2018 por cientos de irundarras, un ejemplo de solidaridad hacia quienes pasan por aquí en su ruta migratoria. No podemos permitir que la ultraderecha cambie eso en beneficio de sus intereses políticos. Que no nos confundan: en Irun no hay un problema de convivencia, sino de injerencia por parte de grupos ultraderechistas.

Para explicar las razones de nuestra preocupación, hagamos un pequeño ejercicio de memoria.

Solo en este curso, hemos presenciado los siguientes hechos: ataques del grupúsculo neonazi Devenir Europeo, agresiones contra tiendas de extranjeros, acoso a activistas antifascistas, llamamientos en redes sociales a "cazar moros" para promover la violencia en Irun, acciones racistas contra el centro de integración Zubia (incluyendo un reportaje basura de Telecinco), el refuerzo de la frontera racista en el Bidasoa por el gobierno francés, la paliza a una persona de origen magrebí por parte de una decena de individuos... y, como si fuera poco, hemos conocido la creación de patrullas ciudadanas en Irun.

Creemos que las supuestas "patrullas ciudadanas" merecen una mención especial. Aunque sus promotores ahora usen un discurso más pacífico (aparentemente han aprendido a usar ChatGPT), los reportajes de Antxeta Irratia han dejado claro que, aunque digan actuar en nombre de la seguridad, en realidad son grupos organizados para blanquear el racismo y ejercer violencia contra personas magrebíes. En especial contra personas pobres y jóvenes.

Sus redes sociales, como ““Lo vi en Irun””, son un caldo de cultivo de odio antimagrebí. Se refieren a ellos (en principio este odio es hacia los hombres) de manera despectiva como "alérgicos al jamón", difunden videos humillantes (muchos de ellos bulos), insinúan dónde podrían "liquidarlos", y comparten información sobre material para golpearlos (dónde comprar porras extensibles, por ejemplo). Además, en los videos difundidos por estas patrullas, se ve a personas con simbología ultraderechista —como el logo del Punisher (el Castigador)— acosando a gente. ¿Con qué derecho? Con ninguno, evidentemente.

Lo más grave es que conocemos este modus operandi. Lo hemos visto en Trintxerpe o Egia: ultraderechistas organizan grupos de WhatsApp aprovechando las preocupaciones vecinales, usando el eslogan trumpista "defendamos lo nuestro". Una vez que el grupo crece, lo llenan de odio y bulos para enfrentar a los y las vecinas contra personas migrantes, especialmente las magrebíes. Con el ambiente caldeado, cualquier incidente sirve como chispa para llamar a una "cacería" racista. Los disturbios callejeros racistas benefician la agenda ultraderechista. ¿Por qué? Porque alimentan la percepción de inseguridad y refuerzan las tendencias autoritarias.

El manual ya está escrito: las patrullas ciudadanas son clave en la estrategia de la ultraderecha. En el Estado, y en Europa, usan el miedo legítimo a la inseguridad para reclutar a ciudadanos y ciudadanas comunes y encuadrarlas en organizaciones de ideología racista y violenta. Aunque lo nieguen, estas patrullas generan inseguridad (¿acaso alguien se siente más seguro al ver a 15 musculitos de actitud agresiva patrullando su barrio?) y así cumplen su propia profecía: "miren, en las calles no hay seguridad". Por eso son tan peligrosas: pueden engatusar incluso a irundarras que no son ultraderechistas, si no están alerta.

En Irun ya empezamos a percibir ese peligro: estamos seguros y seguras de que no todas las personas vinculadas a ““Lo vi en Irun”” son ultraderechistas. Pero mientras estén ahí, y mientras difundan esa ideología ultra, forman parte de un espacio que sirve a la estrategia de la derecha. Si estás dentro, voluntariamente o simplemente por curiosidad, la ultraderecha te está usando, irundarra.

Con el tiempo se aclararán las cosas, pero los últimos datos apuntan a un origen ultraderechista de las Patrullas Ciudadanas de Irun: aunque no está totalmente confirmado (por eso no daremos nombres), todo indica que detrás podría estar un irundarra habitual en programas televisivos de derecha estatal, exmilitar y promotor de una ideología de "autodefensa" blanca y violenta. Esto explicaría al menos dos cosas: 1) La habilidad organizativa de las patrullas, que sugiere el respaldo de alguien con conocimientos policial-militares; y 2) El espacio dedicado a Irun en Telecinco. ¿Es normal que, tras subir un vecino un video racista a redes, Telecinco envíe a un periodista a hacer un reportaje a Irun? Ocurrió con las quejas de un pequeño grupo de vecinos y vecinas contra el centro Zubia. Nosotros y nosotras creemos que no. Hay una conexión oculta entre Irun, Madrid y grandes medios como Telecinco, con un interés común: fortalecer la agenda ultraderechista en Irun y alimentar la violencia racista.

Podríamos hablar mucho más sobre las patrullas (y lamentablemente tendremos que hacerlo), pero por ahora, dos recomendaciones: Primera, ver Los Simpson, el capítulo en el que Homer organiza patrullas. Segunda, leer lo que dijo el presidente del grupo ultraderechista Democracia Nacional, Chaparro —que tiene seguidores y seguidoras en Irun— a sus militantes: "Si ellos forman sus bandas magrebíes, nosotros tenemos el derecho legítimo de crear patrullas ciudadanas, ¡tenemos derecho a defendernos!".

Chaparro participó en el ataque a la biblioteca Blanquerna en 2013. Su mensaje a sus seguidores fue: "Vamos a derramar hasta la última gota de sangre por un ideal, hay que dirigir las protestas y radicalizarlas". Ahora sabemos que las patrullas ciudadanas y las "cacerías" antimagrebíes son sus herramientas para lograr esos objetivos. Las y los "salvadores trumpistas" de Irun, esos y esas que prometen defender nuestra ciudad, repiten exactamente el mismo discurso, cuando no un plagio descarado de Chaparro.

Pero pregúntate, irundarra: ¿Qué supuestas bandas magrebíes existen aquí? ¿Y contra qué necesitan "autodefenderse"? Y sobre todo... ¿qué "ideal" defienden? Digámoslo claro: esos ideales no son los nuestros, ni los de nuestra ciudad. Y una última pregunta: ¿Alguien cree realmente que 15 tipos disfrazados de Rambo, superequipados, pueden garantizar mejor la seguridad que las fuerzas policiales profesionales? ¿Estamos locos y locas o qué?

Mientras esto ocurre en nuestra ciudad, ¿cuál ha sido la respuesta de las instituciones públicas? ¿Qué responsabilidad ha asumido el Ayuntamiento de Irun ante todo esto?

Etiquetas: 

 

Angulaberria.info no se hace responsable de las opiniones que no estén firmadas por el colectivo editorial de la propia angulaberria. Nuestro deseo es fomentar todo tipo de debate enriquecedor.